lunes, 11 de mayo de 2009

Mi vida entre frikis

Estoy leyendo el libro “Orgulloso de ser FRIKI”. Es curioso pero me resulta tan familiar….El señor Buebo va explicando todo lo referente al mundo Friki, y mientras tanto yo voy diciendo: si, si, lo conozco, lo conozco……
¿Qué me está ocurriendo? ¿Sufro un déjà vie? ¿He sido friki en otra vida? Ummmm.. Creo que he hecho un descubrimiento extraordinario. ¡Estoy conviviendo desde hace años con dos frikis, mi marido y mi hija!. Y yo que pensaba que ambos sufrían un pequeño ramalazo del síndrome de Diógenes, sólo un poco, algo así como el síndrome de Diogenito. PapáCigüeña, mi esposo, hace tiempo que empezó a transformar la habitación de la costura en una especie de puesto de mercadillo, donde puedes encontrar desde un libro sobre instalaciones eléctricas o artes marciales, a una linterna con soplete o un vaso que se ilumina cuando le echas algún líquido.
Yo hace algunos años comprendí que mi tiempo de modista había terminado. Fue cuando la máquina de coser quedó oculta tras una impresora multifunción y varias pilas de discos dvds con películas de ciencia ficción. Entonces metí bobinas, tijeras y material vario en cajas que coloqué en el trastero. Y es que soy incapaz de competir con Star Wars o Dune.

¿Y mi hija, la llamada “Medias de Bruja” en este mundillo tan surrealista?. Pues lo suyo fue una colonización extraterrestre en todo regla. En primer lugar, su habitación de adolescente que yo había intentado decorar con suaves tonos pastel, comenzó a sufrir una metamorfosis. Era como un bosque oscuro donde se instalaban elfos, trasgos y dragones. Después aparecieron los posters y un gran número de libros que se amontonaban por cualquier superficie que pudiera albergarlos (incluido el suelo). Vinieron luego mesas, estantería y un largo etc, que hicieron de la habitación una especie de laberinto, donde podía aparecer cualquier cosa. Fue entonces cuando yo decidí no volver a entrar allí. Y es que a menudo no podía distinguir si esa cosa gris de debajo de la cama era una gran pelusa , o un enano de enorme nariz que me miraba amenazante. Empecé a sufrir pesadillas. A veces en mis sueños veía cómo la puerta se hinchaba hasta explotar y un gran número de seres increíbles se abalanzaban sobre mí y me cubrían de mocos, polvo y grasa de hamburguesas…
La sombra del terror siguió avanzando y llegó hasta el salón comedor. La vitrina de los libros aparecía desordenada y abarrotada, y por toda la habitación se podía ver objetos varios, tales como los mandos de la Wii, una espada láser, o la hoja de personajes para la próxima partida de rol…
Y a estas alturas de la narración tal vez te preguntes qué futuro me espera y si podré sobrevivir a la invasión friki. Pues ni lo dudes. Si algo tengo claro es que soy una superviviente y no me dejo destruir tan fácilmente. Así que ya tengo un plan para recuperar mi espacio: Una mañanita temprano, claro, después de animarme con un buen desayuno, cogeré una gran caja donde iré metiendo todos los objetos extraños o que me asusten. Después subiré sigilosamente la escalera y antes de que me descubran la depositaré junto a la puerta de Medias. Después daré unos certeros golpes en la madera y lo más importante, correré con todas mis energías recién renovadas escaleras abajo hasta llegar al jardín, donde encontraré un refugio seguro….