miércoles, 15 de abril de 2009

La Gaviota

En esta tierra seca, sobre el asfalto
junto a palomas y gorriones, vive una gaviota.
Cada tarde, cuando el sol abrasa y todos duermen la siesta,
ella, con su pico, llama a mi ventana.
Suavemente, me lleva a ver el mundo que tan bien conoce;
Todos los mares, todos los ríos...
Me enseña el Sena, con aquel puente
bajo el cual los enamorados se besan y piden sus deseos,
El Nilo, que mece el espíritu de los dioses en sus aguas.
El Amazonas, vida y muerte. Siempre fuerza.
También me enseña el brillo de los lagos de África,
repletos de garzas de rosa plumaje.
Y hasta en alguna ocasión,
hemos volado sobre los Andes, junto al majestuoso cóndor.
Todas las montañas, todos los llanos, han sido nuestros.
Mi cuerpo se ha vuelto liviano, para gozar del vuelo.
Mis ojos han aprendido a mirar cada rincón de la tierra a mis pies.
Siempre, siempre, acompañada por tan hermosa figura.

Luego, al anochecer,
cuando una fresca brisa calma el ardor del día,
me siento bajo los naranjos.
La fragancia del azahar inunda todo el jardín.
Y yo me abandono a un agradable sopor.
El aire se deja acariciar, y es tan suave...

Mi amiga, la prudente gaviota, se aleja.
Ya sólo se oye, el ladrar de los perros......

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