miércoles, 30 de diciembre de 2009

Anoche Elena, mi compañera de habitación, se encontraba muy agitada. Daba vueltas y vueltas en la cama a la vez que emitía pequeños gruñidos. La luz que entraba por la ventana procedente de las farolas de la calle iluminaba suavemente el cuarto y yo veía a Elena con un brillo líquido por la cara y el cuerpo. Ella decía "ayyy...qué calorina...estoy toda sudá" y daba tragos de agua de su botella. Yo ya empezaba a coger el sueño y a veces estaba allí mientras que en otros momentos aparecía en la cocina de mi casa preparando un bizcocho de chocolate...
Durante unos segundos que abrí los ojos me pareció ver el brazo de Elena que asomaba fuera de la cama; estaba relajado y brillante, y del dedo índice caían lenta y rítmicamente gotitas de agua. Luego volví a mi bizcocho de chocolate.
Esta mañana la habitación está inusualmente silenciosa. Aún no han venido a hacernos la analítica, la toma de la temperatura y todas esas cosas que se repiten cada mañana. Y por cierto, ¿dónde estará Elena?. No la oigo en el cuarto de baño ni en el pasillo. Hay un gran charco de agua junto a su cama, y sobre ella el camisón y las sábanas mojados....
Uf, que sueño tengo todavía. Se me cierran los ojos....qué rico me ha quedado el bizcocho....
Pdt:¿Es el croar de un sapo lo que oigo?

2 comentarios:

ill_communication dijo...

Me recuerda a un cuento que leí, no sé si de Borges o de Cortázar, que se llama "La continuidad en los parques". Me gusta el recurso que usas, puedo copiarte en próximos cuentos?
Un beso de año nuevo.

Doña Sol dijo...

Gracias communication por tu comentario. Yo también te mando un beso de año nuevo